PODAR

Maestro y alumno paseaban por el jardín del conocimiento cuando vieron a un hombre atareado en cortar ramas de los árboles.

- Maestro ¿por qué corta este hombre las ramas?, de esta forma, este árbol, nunca llegará a crecer.

- De lo contrario joven, en saber cortar lo superfluo ayudas a que emane lo esencial. Se llama podar y es una parte muy importante de la vida tanto de estos árboles como de la nuestra.

- ¿Y eso, maestro, por qué?

- La paradoja de la vida es que su crecimiento se basa en la capacidad que tenemos de reducirla a lo elemental para vigorizarla y hacer que crezca firme y frondosa.

- Entonces tardará más en crecer, ¿no?

- Crecerá, en su justo momento, con la vitalidad necesaria para prosperar adecuadamente. ¿Ves aquel árbol?

- - Sí maestro

- ¿Qué dirías de él?

- Que es muy grande pero que parece débil porque sus ramas son muy finas y tiene bastantes de ellas muertas o a punto.

- Necesita poda para renacer o perecer según su condición lo permita, tanto como nosotros lo precisamos.

- ¿Nosotros también, maestro?

- Tú lo has dicho joven, no hay alma en este mundo que no requiera ser podada varias veces en su vida. Tantas como el peso de nuestros pecados crece en las ramas de nuestros hechos. Tanto como la viña que quiera darnos sus mejores racimos.

- ¿Y eso cómo sucede maestro?

- Las pruebas son como tijeras de podar que cortan nuestro orgullo, nuestra vanidad, que ahondan en nuestra condición para obligarnos a la elección más importante de nuestra vida.

- ¿Qué elección maestro? – Le preguntó el alumno picado por la curiosidad-

- ¿Quién queremos que sea nuestro podador, Dios o el Mal?

- Entiendo maestro pero es fácil elegir ¿no?

- Para los que en Dios confían también las pruebas son podadoras, poniendo a prueba su fe y su sinceridad de corazón. Por ejemplo cuando se nos muere un hijo, ¿quién no ha pensado en lo injusto y terrible de tal prueba?

- Tiene razón maestro, eso es terrible

- Lo es y por ello nos obliga a elegir en quién depositamos tanto nuestra esperanza como nuestro desespero. Solo podremos descansar en paz si somos capaces de superar estos momentos en la confianza de un Dios de amor, único alivio cargado de esperanza de vida eterna. Si así lo sentimos le aceptaremos las pruebas de nuestra vida porque nos acercan cada vez más a Él.

- Gracias maestro

- ¿Por qué joven?

- Por hacerme ver con mi corazón lo que mi mente me amaga.

El maestro insinuó una sonrisa cariñosa a su joven seguidor y ambos continuaron su camino.

El crisol es para la plata y el horno para el oro, pero Jehová es quien prueba los corazones. (Proverbios 17:3)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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