EL MAR

El mar es un fiel reflejo de la vida, a más profundidad, más presión. (Anónimo)

El mar testifica de nuestra insignificancia. Siendo una inmensidad, nos recuerda que solo somos una gota en su seno, ni más, ni menos.

El mar ha sido actor de grandes milagros y de grandes catástrofes. Sobre él anduvo Cristo para reunirse con sus discípulos, ese mismo mar que siglos antes anegó la tierra destruyendo todo a su paso y dejando solo a Noé, y su arca, de testigos. Para Moisés se abrió para salvación del pueblo y se cerró sobre sus perseguidores.

El mar está iluminado por los faros costeros como anuncios del peligro que nos acechan. Todos aquellos que los ignoran yacen entre las rocas de su perdición. El mundo también tiene la palabra de Dios como luz y sal de nuestras vidas, si la ignoramos acabaremos en los mismos escollos.

El mar necesita ríos que lo nutran como el mundo precisa de vida pero algunos ríos se pierden en los meandros de su recorrido y acaban en lagos de perdición, como las almas que deambulan sin rumbo ni salvador.

El mar siempre previene antes de actuar pero, a pesar de ello su fondo está lleno de todos aquellos que lo ningunearon, abanderando la temeridad, ignoraron el temor y el respeto que se le debe a la inmensidad de los océanos, como el temor y el respeto que se le debe a nuestro Padre creador.

Pero si vas de la mano de Jesús no te es necesaria una gran embarcación. Al paso de tu camino hacia la vida eterna verás yates, transatlánticos de toda índole, perdidos para siempre en las tormentas de sus pecados mientras tú, vislumbrarás tu camino entre tanta perdición, mantendrás rumbo firme hacia la promesa del Señor.

Se precisa de un barco y de una buena tripulación para llegar a buen puerto como se necesita compartir tu fe con una comunidad cristiana para sobrevivir en este mundo. Pero ni la tripulación, ni la comunidad son perfectas por ello lo más importante es el amor que debemos profesarnos los unos a los otros como Jesús nos mandó hacer para que la comunión reine en nuestros corazones supliendo nuestros pecados.

El mar es una huella diminuta en el universo como lo somos nosotros frente a nuestro Padre celestial. Pero de la misma forma que el universo vive en armonía con el mar, nuestro Padre nos quiere más allá de nuestra condición y nos obsequia con su gracia. Démosle las gracias cada día, cada hora, cada minuto por ello porque nosotros no somos capaces de tal amor. Amen

22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.23 Después de despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario. 25 Pero a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar. 26 Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar, se turbaron, diciendo:
—¡Un fantasma!
Y gritaron de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo:
—¡Tened ánimo! Soy yo, no temáis.
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo:
—Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo:
—Ven.
Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:
—¡Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo:
—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 En cuanto ellos subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo:
—Verdaderamente eres Hijo de Dios. (Mateo 14:22-32)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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