LA CREACIÓN

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DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 4 de enero de 2017

ENVIDIA

Me corroe no tener tu discernimiento porque su obra en ti es la que te da la sabiduría que tanto deseo y se me niega. (Anónimo)

La envidia está hecha para aquellos que carecen de amor, para que sigan sintiendo algo, a precio de maldad.

El querer atesorar ilícitamente lo que los demás reciben justificadamente es alimentar la frustración que fomenta la envidia.

La envidia nace del deseo, para morir en el desánimo. Nutriéndose toda su vida de las bajezas humanas de este mundo.

La mirada es el primer estimulo de la envidia sea esta con nuestros propios ojos malignos o con el oído perverso de nuestra condición. Negar haber sido presa de sus garras es hacernos más apetecible a su afán.

Una envidia sana es aquella que suple con amor aquello que cree se le niega.

Las pasiones generan envidias, no solo de quién las observa, mas también de quién las vive porque siempre anhelamos aquello de lo que carecemos.

El antídoto más potente contra la envidia es el amor, no deja huella de la maldad que limpia.

La envidia es una serpiente que se debe matar en el huevo para evitar ser su primera víctima.

¿Quién no se ha preguntado jamás: y por qué yo no, o por qué a mí no? Buscamos constantemente legitimar nuestros deseos, aunque que sea a precio de envidia, cuando a menudo la respuesta a esta pregunta es tan sencilla como decir que no hay nada mejor que recibir lo que necesitamos por encima de lo que pedimos.

Cuando te asedie la tentación del deseo prohibido mata el feto de tu envidia con la alegría del amor, porque sano es celebrar la felicidad ajena. Ella acabará dándote aquello que tú te niegas.

La rabia, el enojo, los celos son atuendos de la envidia. La mansedumbre, el amor, la obediencia son sus mordazas. Jesús es nuestro maestro, tutor y soporte frente a estas vicisitudes del alma.

Cruel es la ira e impetuoso el furor, pero ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia? (Proverbios 27:4)

El corazón apacible es vida para la carne; la envidia es carcoma de los huesos. (Proverbios 14:30)

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece (1 Corintios 13:4)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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