OPINAR

La incontinencia verbal genera diarreas dialécticas,
enfermedad común en una sociedad “surcomunicada”.

Por más que hablemos más no decimos pero sí menos
pensamos si es que tenemos tiempo para ello.

Opinar es un privilegio del que abusamos sin
criterio suele ser uno de nuestros primeros actos en una conversación cuando
como mucho debería ser el último.

El arte de la palabra se ha transformado en
profesión porque hemos transformado la belleza del verbo en mercadería ,
somos comerciantes de la mediocridad.

En los medios la opinión ha suplantado la
información porque hoy es más importante decir lo que uno piensa que ayudar
a los demás a que piensen lo que deben decir.

Las palabras no cuestan nada para la verborrea del
charlatán y valen mucho para la prudencia del sabio, por ello abundan tanto
las opiniones en escasez de discernimiento .

El hombre debería ser pero está demasiado ocupado en
parecer y todavía más en opinar, máxime placer perverso de la lengua.

Aquel que domina sus palabras evita juzgar, el
imprudente opina.

Opinar es, a menudo, cortar el fruto antes de que
madure, escuchar es dejarlo crecer.

La diferencia entre opinión e información está en el
mensajero, el primero se apodera de lo que transporta, el segundo lo
custodia para mantenerlo tal y como es.

Opinar es hablar antes que pensar para olvidarse de
callar.

La opinión de un sabio siempre empieza por el
silencio.

“No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová,
y apártate del mal” Proverbios 3:7

Que Dios os bendiga, Joves, Alfons <><

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