OPTIMISTA

El optimista siempre espera mientras el pesimista se
desespera pero no por ello las cosas van más deprisa.

Frente a una pared infranqueable el optimista busca
una solución, el derrotista se estrella en ella.

El exceso de optimismo nos lleva al exceso de
confianza y su falta a ausencia de esperanza. Es un arte que debemos
dosificar según nuestra capacidad de discernimiento y no nuestro estado de
ánimo.

La fe mueve montañas y el optimismo nos lleva a
ellas.

El optimista encuentra fuerzas donde el débil las
abandona.

La alegría es la marca de identidad del optimista.

Las utopías son el sueño despierto del optimista y
su peor pesadilla cuando pretende materializarlas.

Los optimistas se esfuerzan para que el mundo sea un
poquito mejor mientras los pragmáticos se empecinan en no intentarlo.

La fe es la cuna del optimismo espiritual.

Si Dios no fuera optimista con nosotros no
gozaríamos de su gracia.

“Salid a encontrar al sediento; llevadle agua,
moradores de tierra de Tema, socorred con pan al que huye.” Isaías 21:14

Que Dios os bendiga, Joves, Alfons <><

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