LA ESPERA

No esperes a la paciencia si no tienes paz en tu
corazón porque pasará de largo como el tren de larga distancia en estación
de cercanías.

La contemplación es la mejor forma de esperar en
quietud, ocupa nuestra mente y apacigua nuestro cuerpo.

Quién en espera se desespera es porque no está
esperando, mas sí desconfiando.

Cuando confundimos espera con dilación nos
apresuramos a acelerar aquello que requiere su debido tiempo, es unos de los
pecados de juventud más comunes, querer ser mayor antes de tiempo.

Solo aquel que tiene algo o a alguien espera, los
demás se exasperan, por eso la espera del creyente está llena de gozo porque
sabe qué y a quien está esperando.

La espera del hijo prodigo es probablemente el reto
más duro de un padre amoroso pero también su mayor alegría cuando se cumplen
las oraciones con la vuelta a casa.

Hay quién ha muerto esperando lo/el que nunca
llegaría. Debemos saber en conciencia lo que debemos o no esperar, de los
demás, de nosotros mismos y de este mundo para elegir el camino correcto
hacia Dios porque de Él ya nos espera desde el principio de los tiempos.

La espera es un proceso de maduración para unos y
una provocación para otros, es la diferencia entre sabiduría y necedad.

La espera sincera, como el amor no tiene límite, ni
espera nada cambio, solo da lo más básico que poseemos, tiempo al tiempo.

“No digas: Yo me vengaré; Espera a Jehová, y él te
salvará.” Proverbios 20:22

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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