ENSEÑANZA

La buena enseñanza no es la que te hace saber más,
es aquella que te hace ser mejor.

La enseñanza puede ser lo que retienes siempre y
cuando lo comprendas, de lo contrario es una incógnita más de tu vida que
tendrás que resolver tarde o temprano.

Hay más humildad en el que acepta la enseñanza que
en el la imparte salvo que este ultimo también esté dispuesto a aprender de
su alumno.

La mejor forma de honrar a nuestros maestros es
hacer que vivan sus enseñanzas.

La diferencia entre instruir y adiestrar está en la
comprensión e integración de lo que nos enseñan.

La enseñanza está cargada de grandes verdades que
nos entregan para su custodia, de nosotros depende que no se transformen en
grandes mentiras.

Lo único que perdura en el tiempo son las buenas
enseñanzas, el resto acaba siendo polvo en el desierto de nuestras
vanidades, azotado por el viento de nuestro orgullo.

El maestro de los maestros fue, es y será aquel que
dio su vida por nosotros, renunciando a sus potestades divinas. No hay mayor
enseñanza que la del sacrificio de Jesucristo por su pueblo.

“1Escuchad, cielos, y hablaré; Y oiga la tierra los
dichos de mi boca. 2 Goteará como la lluvia mi enseñanza; Destilará como el
rocío mi razonamiento; Como la llovizna sobre la grama, Y como las gotas
sobre la hierba; 3 Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a
nuestro Dios.” Deuteronomio 32:1-3

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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