LA PASIVIDAD DE LA REITERACIÓN

No por mucho asentir hacemos que lo que queremos sea
más real, pero si nos hacemos más pasivos a que lo sea.

Cuanto más reiteramos nuestros pecados mas pasivos
nos hacemos al arrepentimiento.

El principio del engaño es hacer creer lo que no es
y una de sus formas más comunes es la reiteración de una gran mentira que
hace que actuemos pasivamente frente a su engaño.

Los grandes manipuladores juegan con la pasividad de
la mente de sus seguidores que adormecen reiterando obviedades engañosas.

Cuando no cumplimos nuestros propósitos, la
reiteración de nuestras buenas intenciones incumplidas es testigo de la
pasividad de nuestra voluntad.

La falta de propósito reside en creer que uno quiere
pero no puede y cuanto más se repite esta creencia menos diligentes somos en
intentarlo.

La fe nos exige clamar menos y actuar más para que
no caigamos en lo contrario; en la pasividad de la reiteración.

“1El Señor me habló diciendo: 2 «¿A qué viene tanta
repetición de este *proverbio tan conocido en Israel: “Los padres comieron
uvas agrias, y a los hijos les produjo dentera?” 3 Yo, el Señor omnipotente,
juro por mí mismo que jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel.”
Ezequiel 18:1-3

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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