¡Ay de aquel que siega en la cosecha de su vecino porque se llenará la panza
pero vaciará su alma de los frutos que precisa!
No hay nada más gozoso que contemplar el fruto de un buen trabajo antes de
la cosecha pero como todo debe cumplir su propósito, solo tras segar
gustaremos sus bondades.
A cada cual las consecuencias de sus actos y si sembramos en tierra árida
nos quemaremos al sol esperando segar lo que nunca crecerá.
El segador solo puede actuar si su previa labor ha sido perfecta; sembrar,
abonar y esperar. Sembrar en tierra fértil, abonar con cariño y atención y
esperar con paciencia y amor. Somos fruto sembrado en esta tierra y Jesús es
quién nos cuida.
¿Qué es mejor, ser segador o ser segado?
Más vale ser segado por un buen obrero que ser un mal hacedor de obras. La
responsabilidad de nuestros actos suele pesar más que las consecuencias que
acarrean en aquellos que no han encontrado descanso en Jesús.
"No nos cansemos, pues, de hacer bien; que a su tiempo segaremos, si no
hubiéremos desmayado" Gálatas 6:9
Que Dios os bendiga, Alfons <><
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