RITOS

Los ritos exigen sacrificios ajenos, el camino de
santificación sacrificios propios.

El hombre es animal de costumbres, más bien de malas
costumbres, que suelen acabar en ritos.

La seguridad del hombre se basa en dar importancia a
lo baladí para no tener que enfrentarse a la verdad. Para ello el orden que
impone a las cosas y la sacralización de sus hábitos, hacen que todo
obedezca a rituales pseudoespirituales .

Las supersticiones son fabricas de ritos y los
hombres sus obreros más fieles.

Los rituales son lo que más aborrece Dios de nuestro
comportamiento porque son una lectura errónea, con alevosía, de cómo
relacionarnos con Él.

La religión que se nutre de ritos es de hombres para
hombres porque la relación espiritual con Dios no se estructura
pomposamente, se vive con sinceridad y humildad de corazón.

Pasamos de lo sagrado a lo sangrado a través de los
ritos que nos inventamos hasta quedar totalmente exangües.

El rito destruye el espíritu porque banaliza su
esencia divina transformándola en acto humanos.

La majestuosidad no está en los ritos sino en el que
es objeto de nuestra veneración y no hay nadie en esta tierra que pueda
sustituir a Dios.

El respeto que se traduce en ritos no es obediencia
sino hipocresía espiritual.

La diferencia entre los ritos y lo sagrado está en
la actitud con la que enfrentamos nuestra relación con nuestro Padre.

Cuando la celebración del pan y del vino se
transforma en un rito Dios no la preside y Jesús no participa de ella. ¡No
puede acabar siendo una costumbre, es la gracia de Dios mediante el
sacrificio de su hijo unigénito que se expresa en ese momento!

“10 ¡Oíd la palabra del Señor, gobernantes de
Sodoma! ¡Escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! 11 «¿De
qué me sirven vuestros muchos sacrificios? —dice el Señor—. Harto estoy de
holocaustos de carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de
toros, corderos y cabras no me complace. 12 ¿Por qué venís a presentaros
ante mí? ¿Quién os mandó traer animales para que pisotearan mis atrios? 13
No me sigáis trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una
abominación. Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto
que con vuestra adoración me ofendáis! 14 Yo aborrezco vuestras lunas nuevas
y festividades; se han vuelto una carga para mí que estoy cansado de
soportar. 15 Cuando levantáis vuestras manos, yo aparto de vosotros mis
ojos; aunque multipliquéis vuestras oraciones, no las escucharé, pues tenéis
las manos llenas de sangre. 16 ¡Lavaos, limpiaos! ¡Apartad de mi vista
vuestras obras malvadas! ¡Dejad de hacer el mal! 17 ¡Aprended a hacer el
bien!” Isaías 1:10-17

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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