Si te preguntan:
¿Qué te duele más, el dolor o hacer daño?
¿Qué te gusta más, amar o ser amado?
¿Qué te importa más tu vida o la de los demás?
¿Cual sería tu respuesta?
Solo Jesús supo contestar y actuar con su sacrificio para perdón de nuestros pecados.
Por muy buenos que nos creamos solo es nuestra vanidad quien nos ciega. La realidad es que a estas preguntas por mucho que queramos responder correctamente acabamos actuando mal.
"Porqué lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero hago; antes lo que aborrezco, aquello hago." Romanos 7:15
No hay comentarios:
Publicar un comentario