Un día, una reflexión, un versículo

La fe mueve montañas, las de tu vida y las de aquellos que, en comunión, comparten a Jesus como nuestro Señor y Salvador.
Pero si la fe mueve montañas porque no mueve el corazón de aquellos que no se han abierto al Señor. A veces deseamos con mucha fuerza que familiares, amigos, colegas hagan este paso y oramos por ello pero no se mueven sus montañas.
La fe mueve las montañas de tu vida y depende de cada uno de nosotros que estas montañas se muevan. Por desconcierto o por suerte, no podemos mover las montañas del otro, es su reto, su decisión.
¿Pues que armas tenemos para que los demás muevan sus montañas?
La oración, el ejemplo, el cariño, todas aquellas cosas que nos mostró Jesus.
Cada día nuevas montañas se mueven, oremos porque todos aquellos que queremos despierten las suyas. Amen

"Y viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados." Marcos 2:5