Un día, una reflexión, un versículo:
De tanto buscar acabamos por perdernos. De tanto amar acabamos odiándonos. De tanto reír acabamos llorando.
El exceso es malo en todo y tú me dirás pero el exceso de amor hacia el Señor no es malo.
El amor a nuestro Señor no es cuestionable en cambio si lo es confundir cantidad con calidad.El exceso desvirtúa la esencia de lo que haces por lo cual no podemos llamar amor el exceso de amor.
¿Por qué?
El exceso ahoga, ciega, transforma, aturde, embriaga, engaña, envanece, equivoca, etc...
El exceso te hace olvidar de donde vienes y a donde vas. Destruye y/o transforma tu propósito sin que te des cuenta hasta que sea demasiado tarde.
A menudo, y sin ser conscientes, lo utilizamos en nuestro cotidiano, juzgando, decidiendo, rechazando, discutiendo, etc... en exceso.
Confundimo demasiado fervor y exceso y caemos fácilmente del uno al otro. No dejes que tu ímpetu te domine, desarrolla paz en tu corazón y esta hará que no te precipites "en exceso".
"No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿Por qué te destruirás?" Eclesiastés 7:16
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