La familia verdadera no nace, se hace. Comparte, apoya, se alegra, da sin esperar nada a cambio, protege, anima, consuela, lo perdona todo, en la familia verdadera solo cuenta tu ser porque no hay lugar para tu parecer.
La llave de entrada no es la sangre sino los sentimientos que nos unen, por ello es más grande más solida, infinita en el tiempo.
En nuestro caso, y que sirva de precedente, ojos que no ven corazón que más siente.
Solo hay una familia verdadera, la familia de la fe porque solo hay un padre verdadero, nuestro Padre Celestial.
"No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles." Proverbios 31:21
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