EL LADRÓN DE TIEMPO

Hay ladrones que nos roban hasta aquello que ya no poseemos, como el tiempo pasado. (Anónimo)

En una sociedad en la que el tiempo premia ha nacido una nueva casta de malhechores, el ladrón de tiempo. Es sigiloso y pasa desapercibido para hurtarnos mejor lo que más preciamos, el tiempo. Porque ¿quién no quiere vivir más, quién no quiere que los días tengan más horas? La respuesta es obvia, todo aquel que lo está pasando mal quiere que se acorten sus penas, de la misma forma que todos aquellos que disfrutan de bonanzas anhelan que se alarguen indefinidamente.

El problema no está en lo que nos sucede, pues a todos nos cuesta el mismo tiempo, pero sí a qué le dedicamos nuestro tiempo y aquí es donde interviene el ladrón de tiempo. Cuando deberíamos orar, pero si están dando aquella película que tanto quería ver. Cuando tendríamos que ocuparnos de los demás, pero si estoy durmiendo la siesta, por favor no molestarme. Hay tantos cuando que no hay tiempo para enumerarlos pero no por ello desaparecen.

El mayor ladrón de tiempo es la tentación, aquella que nos desvía de nuestro propósito para atraernos hacia nuestros despropósitos.

¿Quién no ha sufrido, o disfrutado, aquel momento en el que nuestra decisión impacta nuestra libertad de uso de nuestro tiempo? Si estamos ayudando a los demás no estamos ocupándonos de nuestros asuntos. Si atendemos nuestras necesidades, ¿qué de la de los demás?

Todos necesitamos dedicarnos tiempo a nosotros mismos, es una verdad tan grande como que también necesitamos imperiosamente dedicarle tiempo a los demás porque sin ellos no somos, solo existimos y eso es penoso.

La sabiduría que nos confiere las experiencia nos enseña a usar con eficiencia nuestros momentos. Si nos paramos a pensar cuanto tiempo dedicábamos a los demás de joven y cuanto de mayor veremos que los parámetros cambian sustancialmente. La juventud es un periodo en el que el valor del tiempo cobra más importancia para sí mismo que para necesidad ajena. Pero los años pasan y nos enseñan que hay placeres que solo se disfrutan a través de la fruición ajena. Ser padre es uno de ellos, ser abuelo o sencillamente intentar ser una buena persona.

Jesús es un perfecto ejemplo de cómo evitar ser tentado por el ladrón de tiempo. Era capaz de aislarse en el monte para orar pero también dedicaba su tiempo a la enseñanza, a sanar y curar, a servir a los demás.

No dejemos que el ladrón de tiempo gobierne nuestras vidas y sigamos el ejemplo de Jesús, nuestro Maestro, nuestro Señor y Salvador.

Una vida con propósito dedicada a servir a Jesús ahuyenta todos los ladrones y más si cabe los ladrones de tiempo.

23 Después de despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo (Mateo 14:23)

Un día, Jesús fue a cierto lugar para orar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se acercó y le pidió:
—Señor, enséñanos a orar, así como Juan el Bautista enseñó a sus seguidores.
2 Jesús les dijo:
—Cuando ustedes oren, digan:
“Padre, que todos reconozcan que tú eres el verdadero Dios. ”Ven y sé nuestro único rey. 3 ”Danos la comida que hoy necesitamos. 4 ”Perdona nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a todos los que nos hacen mal. ”Y cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti.” (Lucas 11:1-4)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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