LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

viernes, 8 de julio de 2011

Un día, una reflexión, un versículo: Vencedores y vencidos

La gloria de los vencedores es amar a los vencidos. La decadencia de los vencidos es odiar a los vencedores.

En la batalla del bien y del mal los cristianos somos guerreros del Señor. Débiles en la carne pero fuertes en la fe. Pecadores redimidos por nuestro Señor para ser sus testigos en este mundo de desolación espiritual. Allá donde las tribulaciones debilitan al enemigo a nosotros nos edifican y refuerzan espiritual y mentalmente.

Vencer no es doblegar a los demás, vencer es ayudar a que la verdad y justicia de Dios se imponga en este mundo. Esta es y debe ser nuestra única guerra, llena de batallas, algunas contra nosotros mismos otras contra los demás.

Todos podemos ser vencedores o vencidos, según el momento de nuestras vidas pero no dejemos nunca que el odio venza al amor, seamos vencedores y no vencidos.

“1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,

5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;

7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;

8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.

10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;

12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;

13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.

15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.

18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.

19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.

21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12

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