Confiar es entregarse, desconfiar es negarse.
Si te entregas a los demás bien seguro que tendrás tribulaciones pero más grandes serán las alegrías que barrerán toda acritud.
Si te niegas a los demás bien seguro que te evitarás ciertas tribulaciones pero nunca gozarás de grandes alegrías y tu corazón se marchitará.
No niegues tu entrega al Señor y tampoco niegues tu entrega a tus hermanos porque en ella encontrarás el camino de salvación.
“Gustad, y ved que es bueno Jehová: Dichoso el hombre que confiará en Él” Salmos 34:8
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