LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 10 de abril de 2013

AMBICIÓN

La ambición hace que el que no tiene nada lo quiera todo y que el que lo
tiene todo quiera más.

El deseo es amigo de tropiezo porque nos hace mirar más allá de nuestras
posibilidades y hocicar la tierra topando con piedrecitas de tentación que
se transforman en rocas inexpugnables.

La ambición es un juego para ludópatas, la prudencia, para discípulos, a
cada uno su dios.

Si no mides tu ambición, esta, te llevará donde tú no quieras ir y solo te
darás cuenta cuando te estrelles contra tu propia vanidad.

Poder, riquezas, dignidad y fama nos son ofrecidos como regalos de este
mundo a precio de ganga, nuestra alma. Nada más etéreo y fácil de usar como
moneda de cambio, solo es necesario no creer. La ambición nos hace desear
estas promesas engañosas que en realidad se transforman en el poder de
estrellarnos, en riquezas de hojalata, en dignidad infamante y en fama
indignante. Qué crédulos somos cuando nos declaramos incrédulos.

La avaricia rompe el saco del peregrino porque lo carga con lastre de
ambición.

Solo los espíritus holgazanes ambicionan su deber, los diligentes cumplen
con él.

La ambición no puede ser una causa porque produce siempre efectos no
deseados. Tampoco puede ser un efecto porque se transforma en codicia.
¿Entonces qué es? Nada bueno para quién la anhela y fuente de humildad para
quién la pormenoriza.

Todos tenemos ambición, la mía es no tener, ¿y la tuya?

Sé que no es políticamente correcto decir esto en nuestra sociedad (más bien
suciedad), peor es no ser espiritualmente correcto, nosotros elegimos.

"El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus
deseos." Proverbios 13:4

Que Dios os bendiga, Joves, Alfons <><

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