LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

lunes, 22 de abril de 2013

LAS LAGRIMAS DE LA MENTE

Las lagrimas de la mente se esconden detrás de nuestro entendimiento,
haciéndose invisibles a cualquier sentido, a razón alguna. De nada sirve
buscar de donde viene el dolor porque, sigiloso, invade cada poro de la
piel. De nada sirve buscar de dónde viene el sufrimiento porque, lacrado,
nace en lo más profundo de nuestro sentimiento.

Las aguas aguas revueltas no ofrecen descanso, son turbias por el lodo que
remueven y espumosas por la rabia que manifiestan. Marean nuestra mente y
confunden nuestro corazón, haciendo que cedamos a sus envites y nos
arrastren en sus caídas.

No hay ser humano que entienda las lágrimas de la mente porque son dolencia
privada y profunda. La enfermedad no se comparte, se combate, se acompaña,
se respeta o se ignora pero es personal e intransferible.

Las lagrimas de la mente son como gotas de roció que se deslizan en el
follaje del bosque, acaban humedeciendo su lecho y de él brotan,
reverdecientes, las semillas de vida nueva.

No somos de gran ayuda para impedir las lágrimas de la mente, es más, de
tanto querer contribuir acabamos siendo parte del problema y no de la
solución. Las lágrimas de la mente no claman ayuda, son el luto de nuestras
ilusiones defraudadas y como toda perdida hay que dejar que su duelo se
cumpla para que renazcan nuevas esperanzas.

No hay alivio humano para las lágrimas de la mente mas si hay consuelo
divino, porque nuestro Señor esta con y en nosotros y nadie más que Él puede
renovar un corazón herido y secar las lágrimas de la mente haciendo que
vuelva la sonrisa en su rostro y la paz en su alma. No es una obviedad es
una realidad demasiado obviada, no nos olvidemos de ello cuando más lo
necesitamos.

"1 El Señor es mi pastor; nada me falta. 2 En verdes praderas me hace
descansar,
a las aguas tranquilas me conduce, 3 me da nuevas fuerzas y me lleva por
caminos rectos, haciendo honor a su nombre. 4 Aunque pase por el más oscuro
de los valles,
no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu
bastón me inspiran confianza. 5 Me has preparado un banquete ante los ojos
de mis enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza, y has llenado mi copa a rebosar. 6 Tu
bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh
Señor, por siempre viviré." Salmo 23

Que Dios os bendiga, Joves, Alfons <><

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