Los creyentes nos pasamos toda la vida buscando y esperando a Jesús, mas las
evidencias nos confunden porque Él nos dijo que estaría siempre con
nosotros, entonces ¿por qué buscar a quién ya tenemos?
¿Será porque nuestros ojos ofuscados por la pálida luz del mundo no alcanzan
a distinguir el resplandor de su presencia?
¿Será porque decimos lo que deberíamos sentir pero nuestros corazones están
más atentos a lo mundano que a lo espiritual y acabamos sintiendo aquello
que nos aborrece decir?
Cuando vemos la sonrisa de un niño, bañada de inocencia y entregada a sus
padres, ¿no vemos a Jesús?
Cuando giramos la mirada para evitar ver y oler la pobreza que desprende el
vagabundo a la puerta de nuestro mercado ¿no evitamos Jesús?
Cuando creemos haber conseguido lo que Él nos da o creado lo que Él creo,
¿no suplantamos a Jesús?
Jesús fue políticamente incorrecto en su época pero también lo es en la
nuestra porque nos interpela, nos provoca y nos molesta en el confort de
nuestros malos hábitos, ¿y nos sorprendemos de no encontrarlo? Lo
sorprendente de verdad sería reconocerlo en medio de toda nuestra vanidad y
orgullo, de sentirlo tan cerca de nosotros que nuestros corazones
desprendieran amor sin condiciones ni limites.
Más que buscar a Jesús, si miramos con humildad y amor lo veremos en cada
paso que damos, tan cercano, tan presente en nuestra vida que está en
nosotros y somos parte de Él para la eternidad.
"16 Pero tenían los ojos tan ofuscados que no lo reconocieron. 17 Entonces
Jesús les preguntó:
- ¿Qué es eso que discuten mientras van de camino?
Se detuvieron con el semblante ensombrecido, 18 y uno de ellos, llamado
Cleofás, le contestó:
- Seguramente tú eres el único en toda Jerusalén que no se ha enterado de lo
que ha pasado allí estos días." Lucas 24:16-18
Que Dios os bendiga, Joves, Alfons <><
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