EL ESPEJO DISTORSIONADO

El espejo no engaña pero solo nos muestra el reflejo de nuestra superficialidad. (Anónimo)

Somos expertos en mirarnos para contemplar lo bueno, y en esquivar la mirada para obviar lo malo de nuestra condición.

El espejo distorsionado es aquel que nos hace ver más finos de lo que somos o más altos de lo que en realidad medimos. Nos engaña con alevosía porque todo y que somos conscientes de sus mentiras las aceptamos de buen grado.

Los aduladores, los lisonjeros son el espejo distorsionado de aquel a quien destinan sus atenciones.

Todos tenemos un espejo distorsionado en nuestra mente, nos hace ver las cosas como nos gustaría verlas en lugar de como son. Nos engaña, sí, pero en realidad, si le damos crédito, somos cómplices de sus mentiras. El ser humano es muy generoso con su propia concupiscencia y muy exigente con la de los demás, es fruto de la condición humana al estado puro.

No hay más gran mentira que la que nos contamos a nosotros mismos cuando hemos decidido darle la espalda a la realidad. Como si el hecho de ser dueños de nuestra verdad nos permitiere transformarla a nuestro antojo.

Hay comportamientos que distorsionan nuestra mirada como un espejo defectuoso. La altivez es uno de los más dañinos porque nos lleva considerar con seguridad que nuestra verdad es la Verdad con detrimento y menosprecio de la de los demás. No hay más equivocado que aquel que está seguro de sí mismo porque el temor de Dios nos lleva a dudar de nuestra cordura, amparándonos en Jesús. Porque la verdad no es nuestra, es de Dios, nosotros, duras penas somos capaces de comprender nuestra propia realidad, quién somos para juzgar a los demás.

El que anda proclamando su cordura por encima de la los demás necio es y digno de compasión.

Todos los espejos distorsionados del mundo no pueden engañar la mirada de Dios y por muchas excusas que pretendamos tener de nada nos servirán a la hora de justificar los hechos y no hechos de nuestra vida.

No seas sin causa testigo contra tu prójimo, Y no lisonjees con tus labios. (Proverbios 24:28)

Que Dios os bendiga, Alfons <><


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