LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 21 de mayo de 2020

VIRTUD

La virtud de las causas es producir efectos y nunca lo contrario. (Anónimo)

Se dice de un músico virtuoso, que domina su instrumento a la perfección pero ¿es eso realmente lo que la virtud implica?

¿Se puede decir de un músico, que posee prudencia, justicia, fortaleza y templanza?

No son sus principales atributos, si tan solo posee alguno de ellos. Se confunde a menudo la virtud con un don, como el del músico virtuoso, cuando en realidad es un atributo fruto de la fe que nos invita a actuar para que los efectos de nuestras acciones estén cargados de amor.

Hoy en día ya no buscamos valorar las actitudes de las personas más sí sus aptitudes. Es como si no supiéramos medir los parámetros que influyen en nuestros comportamiento pero sí sus efectos. Cuando en realidad los efectos solo son consecuencias de sus causas y estas son lo que realmente nos define, nuestra capacidad de causar, no de efectuar.

Cojamos un ejemplo muy conocido y desgastado pero que ilustra perfectamente lo que acabo de escribir.

Si a una persona que tiene sed en el desierto, porque no encuentra ningún pozo, le doy agua, tendré la aptitud de saciarla al instante pero cuando me vaya volverá a tener sed porque sigue sin saber buscar pozos.

Si en lugar de darle agua adopto una actitud de compartir mis conocimientos y le enseño cómo encontrar un pozo, acompañándola hasta él. Habré obrado con virtud según los mandamientos de Jesús.

Este mismo ejemplo tan trivial contado así tiene su semejanza en el encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo de Jacob. Ella le pide que le de agua que sacie su sed refiriéndose al efecto directo que buscaba, pero Jesús le ofrece el agua de vida que es causa que nunca más vuelva a tener sed. Lo material aquí se enfrenta, o más bien, se desencuentra con lo espiritual.

Constantemente en la vida nos pasamos el tiempo confundiendo lo que deseamos con lo que necesitamos y por ello tenemos muchas sorpresas cuando vemos que Dios no acede a darnos lo que le pedimos. Con el paso del tiempo descubriremos que Él siempre nos da lo que necesitamos, lo que hace que todas las causas obren para bien en nuestras vidas aunque en un principio podamos pensar lo contrario.

Por ejemplo el pobre que pide ser rico no sabe a lo que se expone porque las riquezas materiales suelen ser piedras de tropiezo. Agua ofrecida en el desierto de nuestras vidas.

Aquel que pide sabiduría y conocimiento para vivir acorde a los mandamientos de Jesús, ese sí recibirá atributos que le llevarán al agua de vida eterna en camino de santidad. Eso no se compra con dinero sino con amor y obediencia a Jesús.

Todos poseemos virtudes mas pocos las usan con prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Solo el hombre puede desvirtuar aquello con lo que Jesús, mediante el Espíritu Santo, nos dotó para ser salvos. Pero también solo el hombre puede optar por dar fruto a su fe. Dios ya lo sabe pero nosotros todavía tenemos por decidirlo.

5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. (2 Pedro1:5-7)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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