Las apariencias engañan, nuestros sentidos también. No todo lo que brilla es oro pero hay tantas cosas que relucen antes nuestra mirada.
¿Qué habremos visto en nuestro pasado que sea capaz de permanecer impoluto en el presente? Poca cosa porque el tiempo limpia los ojos de aquel que los mantiene abiertos.
¿Qué vemos en nuestro presente que sea capaz de mantenerse impoluto en el futuro? Poca cosa porque la vida transforma nuestra forma de entenderla a cada paso que damos.
El entusiasmo exacerbado deja paso a la desilusión y el desanimo, la pasión fogosa deja paso al desamor y la tristeza. No nos dejemos atraer por lo que deslumbra, suele dejar ciego.
El fuego en un pajar, grandes llamas acarrea quemando aquel que lo acaricia. La llama de una vela, luz constante proporciona iluminando aquel que, a ella, se arrima.
Una golondrina no hace verano dijo Aristóteles, podríamos añadir: pero cuantos pajaritos tenemos en la cabeza que nos cantan lo contrario.
Cuidémonos de lo engañoso porque el vacio atrae y en él caen aquellos que demasiado lo miran.
Los caminos de nuestra andanza hacia el Señor están llenos de piedras que lo dificultan, piedras de engaño. ¿Las más grandes? las que engañan a uno mismo.
Una golondrina no hace verano pero por suerte para nosotros Dios lo hizo todo y en el descansaremos.
"Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo." 2 Corintios 11:3
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