CORRUPCIÓN

La corrupción ha transformado un comportamiento singular en una actitud
regular, la de mancillar nuestra honradez.

La marca indeleble de la decadencia de una sociedad es la corrupción que
impera en ella, es inversamente proporcional a la humildad de sus
dirigentes.

El poder corrompe porque te permite hacer lo que quieres y es sabido que el
hombre nada bueno quiere para sí mismo. Sabido por todos menos por el
hombre.

La corrupción adultera todo lo que toca y lo hace impropio al buen uso
empezando por nuestra propia consciencia.

La corrupción empieza por un engaño a sí mismo y acaba con una burla de
buenas intenciones porque siempre busca disculpas donde solo hay condena.

La corrupción da asco mas el poder se relame en su disfrute porque el hombre
está dispuesto a pagar con su alma el ser un dios de barro.

¿Por qué nos sorprendemos tanto de la corrupción de nuestros políticos, de
nuestros dirigentes? si solo son la punta visible del iceberg de nuestra
condición. Dios nos libre de tal tentación porque es más fácil caer en ella
que de renunciar a sus tachados deleites.

Corrupto e impoluto jugaban al pilla-pilla pero nunca consiguieron acabar el
juego porque cada vez que corrupto tocaba impoluto este se corrompía y
tenían que buscar otro impoluto hasta que encontraron uno que nunca pudo ser
alcanzado, ni tocado, Jesús.



"Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el
que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna." Gálatas 6:8



Que Dios os bendiga, Joves, Alfons <><



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