LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 21 de abril de 2016

CASTIGO


Hay dos tipos de castigo, el que destruye y el que reconstruye. Los hombres somos amantes del primero y Dios del segundo por ello nos cuesta tanto comprender sus designios.


Maestro y alumno paseaban por los jardines de la curiosidad cuando el alumno preguntó:

- Maestro, ¿por qué hay castigos?

- Porque cometemos errores y tienen un precio

- Pero ¿no deberíamos ser ayudados en lugar de castigados cuando nos equivocamos?

- Si tú estás empeñado en saltar aquel riachuelo y yo te digo que de hacerlo te fracasaras contra las rocas y te dañaras ¿qué pasará si lo haces y lo consigues?

- Pues que no me habré hecho daño y que su consejo era excesivo, ¿no?

- ¿Y si te hubieses estampado contra las rocas y dañado?

- Pues que tenías razón maestro.

- Joven, el error no está en acertar o fallar el salto, el error está en la desobediencia y en ambos casos recibes tu castigo.

- ¿Pero maestro si en el primero no me daño es un premio, no?

- Solo has pospuesto y aumentado el precio de tu castigo. Te has dañado, joven, en algo más importante que tu físico, en tu mente porque has dejado que el orgullo y la vanidad superen la humildad y la obediencia. Si un maestro te da un consejo ese solo vive a través de ti si lo cumples. La suma de tus obediencias acumularan experiencia, la suma de tus desobediencias restaran.

- ¿Entonces quiere usted decir que el castigo es una advertencia?

- Tú los has dicho joven, como el dolor es advertencia al cuerpo, el castigo lo es a la persona. Dime, joven ¿Quién puede castigar?

- ¿El que es bueno?

- ¿Y quién es bueno?

- Dios

- Amen. Todo aquello que no cumple nuestras expectativas solemos considerarlo un fracaso cuando, sin confiáramos en Dios, deberíamos pensar que es un éxito postergado. Y si el fracaso persiste tenemos tendencia a sentirnos castigados y eso no nos agrada. Genera un sentimiento de injusticia que nos carga más a cada pensamiento que le dedicamos. Si confiáramos ciegamente en Dios, veríamos su castigo como una bendición como lo vio Jesús cuando para salvarnos de nuestros pecados fue castigado por los hombres hasta la muerte. Nunca te olvides que Jesús es el maestro de todos los maestros.

- Entiendo maestro.

Ambos continuaron su paseo hasta el atardecer.

3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar, 4 pues aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:

«Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor
ni desmayes cuando eres reprendido por él,
6 porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.»

7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos. (Hebreos 12:3-8)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

Primera edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos e ilustraciones de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:

http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000

http://www.facebook.com/UnDiaUnaReflexionUnVersiculo

http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/

http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/

Església Evangèlica La Gràcia de Déu
Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario