No hay peor dolor para el hombre que ver caerse su castillo de naipes. Aquel que construyo con las cartas de su ilusión y que el bufido de la realidad arrebató. (Anónimo)
¿Cuántas veces hemos depositado todos nuestras esperanzas en acontecimientos que jamás se cumplieron? El amargor de tales sucesos todavía atizan mi mente. La pregunte que siempre nos viene frente a ese fracaso es ¿Por qué, por qué Señor? Nuestro empeño nos desencamina, nuestro desaliento nos atosiga, todas nuestras neuras se transforman en obsesiones y cuanto más se acerca el momento crucial de la verdad en más fatídico será el desenlace.
No es necesario que los acontecimientos intenten disuadirnos, nos agarramos a clavos ardientes, sogas resbaladizas, pensamientos desahuciados. Todo, sí, todo con tal que nuestras expectativas se cumplan. No pensamos en nada más que: qué debo hacer, que puedo hacer, por qué no llega, por qué no se cumple, es mi culpa o la de los demás, soy responsable o víctima, etc…
Hasta que llega el momento de la ilusión frustrada. Ilusión porque nuestro empeño carecía de realidad y frustrada porque condenada antes de nacer.
En mi caso, y creo que en muchos, no me he parado a pensar:¿qué quiere Dios de mí?, ¿Estoy haciendo lo que Él espera de mí?
Las frustraciones son enseñanzas vivas para los hijos de Dios que confían en el Padre Celestial. La ilusiones son, a menudo, esperanzas mal depositadas por en el hombre se sustentan.
Tenemos la arrogancia de pretender dirigir nuestras vidas cuando, si nos tomamos un descanso y oramos, enseguida aparece la verdadera realidad, es Dios amo y Señor de nuestro destino. Y cuando entendemos eso la ilusión frustrada se transforma en realidad cumplida. Una realidad que nos hará mejores, que nos fortalecerá en el Señor, que nos pulirá el alma a cad pasito. Eso sí tenemos que preguntarle a nuestro Padre: ¿para qué Señor? ¿Qué quieres que haga? Y olvidarnos del por qué, porque no somos dignos de tutear al Señor pero el nos ama más allá de nuestro comportamiento.
Y todo esto os lo cuenta alguien que está viviendo con mucho tormento unas ilusiones frustradas que me serán enseñanza porque el hombre necesita constantemente aprender de su error y no errar en su aprendizaje.
12 La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida es el deseo cumplido. (Proverbios 13:12)
Que Dios os bendiga, Alfons <><
Primera edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos e ilustraciones de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:
http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000
http://www.facebook.com/UnDiaUnaReflexionUnVersiculo
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/
Església Evangèlica La Gràcia de Déu
Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!
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No es necesario que los acontecimientos intenten disuadirnos, nos agarramos a clavos ardientes, sogas resbaladizas, pensamientos desahuciados. Todo, sí, todo con tal que nuestras expectativas se cumplan. No pensamos en nada más que: qué debo hacer, que puedo hacer, por qué no llega, por qué no se cumple, es mi culpa o la de los demás, soy responsable o víctima, etc…
Hasta que llega el momento de la ilusión frustrada. Ilusión porque nuestro empeño carecía de realidad y frustrada porque condenada antes de nacer.
En mi caso, y creo que en muchos, no me he parado a pensar:¿qué quiere Dios de mí?, ¿Estoy haciendo lo que Él espera de mí?
Las frustraciones son enseñanzas vivas para los hijos de Dios que confían en el Padre Celestial. La ilusiones son, a menudo, esperanzas mal depositadas por en el hombre se sustentan.
Tenemos la arrogancia de pretender dirigir nuestras vidas cuando, si nos tomamos un descanso y oramos, enseguida aparece la verdadera realidad, es Dios amo y Señor de nuestro destino. Y cuando entendemos eso la ilusión frustrada se transforma en realidad cumplida. Una realidad que nos hará mejores, que nos fortalecerá en el Señor, que nos pulirá el alma a cad pasito. Eso sí tenemos que preguntarle a nuestro Padre: ¿para qué Señor? ¿Qué quieres que haga? Y olvidarnos del por qué, porque no somos dignos de tutear al Señor pero el nos ama más allá de nuestro comportamiento.
Y todo esto os lo cuenta alguien que está viviendo con mucho tormento unas ilusiones frustradas que me serán enseñanza porque el hombre necesita constantemente aprender de su error y no errar en su aprendizaje.
12 La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida es el deseo cumplido. (Proverbios 13:12)
Que Dios os bendiga, Alfons <><
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