LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

domingo, 28 de abril de 2019

EL BUEN EJEMPLO


El buen ejemplo es un modelo a seguir, el mal, una tentación que nos persigue constantemente. (Anónimo)

Quien no ha sido influenciado por aquellos comportamientos que han marcado su vida. Tanto para bien, con el deseo de emularlos. O para mal con la voluntad de evitarlos. Pero bueno o malos son parte constante de nuestra vida cotidiana y por ello el nuestro es importante que sea lo más correcto posible.

A menudo no somos conscientes de que nos observan, nos escrutan en todo aquello que hacemos, decimos, o actuamos. Los demás y sobre todo Dios están atentos por mucho que pretendamos ignorarlo.

Es fácil pasar desapercibido en la muchedumbre pero cuando tenemos protagonismo, entonces todo aquello que hacemos cobra una relevancia que supera nuestra voluntad y entonces somos ejemplo, a nosotros de elegir la conducta adecuada.

El ejemplo no se predica, se muestra, sino es papel mojado. Declaración de intenciones que solo cobra vida si es seguida por los hechos que la avalen.

Una conducta ejemplar no tiene por qué ser una conducta intachable porque eso sería mentirnos a nosotros mismos y a los demás. Somos humanos por lo que, falibles y marcados por nuestra condición. Una conducta ejemplar es aquella que muestra los dos lados de nuestra forma de ser, el bueno y también el no tan bueno. Lo importante no es pormenorizarlo, lo importante es reconocerlo y remediarlo, eso sí que es un buen ejemplo.

Somos referencia para muchas más personas de lo que nos creemos. Empieza por nuestro hijos pero continua con nuestros familiares, amigos, colegas e incluso, y sobre todo diría yo, para aquellos desconocidos que cruzan nuestras vidas.

El buen ejemplo no es mostrar su sapiencia a los demás, mas sí que se beneficien de ella en discreción y amor.

El buen ejemplo duradero está más hecho de la suma de pequeños detalles que de la vistosidad de uno.

El buen ejemplo está siempre cargado de amor. Sin él, solo es una muestra en el mar de nuestras vanidades.

Nuestra consciencia nos invita a elegir la consecuencia de nuestros actos. Por mucho que queramos eludir nuestra responsabilidad somos autores y propietarios de todo aquello que hacemos. Por ello es importante ser juiciosos a la hora de actuar, no sea que nos transformemos en mal patrón para los demás.

El paradigma de la vida está en Jesús. Él, es quien, por su ejemplo intachable nos enseña el camino de la salvación. No es de extrañar que sus enseñanzas estén llenas de paradojas porque solo en la contradicción somos capaces de descubrir y aprender la verdad de Dios. Como solo en la oscuridad aprendemos a buscar la luz que nos guiará.

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Filipenses 2:5-8)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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