LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 30 de abril de 2019

TUTEAR

El tuteo es un arma de doble filo, nos permite intimar o insultar según su uso. (Anónimo)

En épocas pretéritas los hijos le decían de usted a sus padres, era considerado una forma de respeto obligado. La evolución del lenguaje y también de los usos y costumbres han hecho que hoy en día el tutear sea la practica natural del trato entre personas y no implica por ello una falta de respeto, mas bien complicidad, confianza. Y eso está bien porque en definitiva el respeto va mucho más allá de las palabras y por mucho que nos obliguen a ciertos protocolos, lo que importa de verdad es lo que albergamos en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestro espíritu.

Dicho esto no podemos olvidarnos de que todavía existen situaciones, personas, a quién debemos un respeto que nos obliga a obviar el tuteo. Y me diréis pero si acabas de decir lo contrario. Y qué. Las paradojas son las afirmaciones más asertivas que existen porque muestran como se equilibran las cosas actuando con cordura. El equilibrio siempre precisa de fuerzas opuestas. Jesús nos ha enseñado el camino y sus parábolas y enseñanzas están llenas de paradojas.

A Jesús y a Dios tuteamos en nuestras oraciones porque estamos en confianza y nos sentimos protegidos, pero también nos pasa que los tuteemos de forma irreverente, irrespetuosa y retadora.

¿Cuándo?

Cuando ponemos en entredicho el por qué de lo que sucede. Ya sea que nos ataña personalmente o que impacte otras personas. Es el error, por no decir pecado, más clásico y antiguo que el hombre ha practicado desde el principio de los tiempos.

Adán y Eva quisieron tutear a Dios probando del árbol prohibido.

Los no creyentes lo hacen constantemente pretendiéndose poner a la altura de Dios y recriminándole que permita las catástrofes y/o desgracias que ocurren en este mundo.

Y nosotros los creyentes no somos exentos de este pecado porque cuando el dolor, la injusticia o la soberbia nos impactan también caemos en las dudas del “por qué”.

Y eso es pretender estar a la altura de Dios, tutear sus decisiones, sus intenciones, es intentar dialogar de tú a tú con Dios. Es como si un hijo nuestro de 10 años cuestionara nuestros criterios sobre el amor que, en ese momento, duda tengamos hacia él. ¿Cuál sería nuestra reacción?

Cuando tengo conversaciones con ateos, agnósticos o cristianos que se ignoran que lo son, y que me echan en cara que un Dios que permite lo que está pasando no es un Dios bueno mi respuesta suele desconcertarles porque no busco justificar a Dios, quién soy yo para ello. Solo intento explicarles cómo me siento, como ese niño de 10 años, pero consciente de que no puedo tutear a mi Padre en estos asuntos porque soy absolutamente incapaz de entender su propósito aunque sé que me ama por encima de todo.

El análisis transaccional nos enseña que hay tres niveles de relación posibles padre, hijo y adulto. La mezcla de estos determina nuestra actitud frente a los demás y si bien todas las combinaciones son posibles entre humanos, con Dios solo existe la posibilidad de hijo al Padre. Muchos caen en el error de pretender obviar esta evidencia, eso es pecado de soberbia.

El temor de Dios no es miedo, es la consciencia de su divinidad y de nuestra carnalidad. El temor de Dios impide todo tuteo impropio.

Ser consciente de lo que somos es un principio y el principio de la sabiduría.

Pero el hombre es demasiado orgulloso, arrogante y prefiere dejarse llevar por su condición pecaminosa pretendiendo tutear a Dios. Sería probablemente un pecado capital si Dios no nos amara con su amor perfecto que todo lo perdona a quién renace en Jesús. Sí, Jesús tuvo que lavarnos también de este pecado porque lo que Él no hizo, nosotros lo practicamos cotidianamente, tutear a nuestro Padre celestial dudando de sus intenciones. Eso es mal tutear a nuestro creador. Nada nuevo bajo el sol.

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre. (Salmos 111:10)

16 El sabio teme y se aparta del mal; Mas el insensato se muestra insolente y confiado. (Proverbios 14:16)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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