LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

viernes, 24 de mayo de 2019

CUMPLIR

Hay quién, de cumplir, no quiere cumplir ni los años. (Anónimo)
Es fácil prometer, más difícil es comprometerse y todavía más cumplir con ello. Pero ¿de qué sirve nuestra palabra si somos los primeros en desacreditarla?

La Biblia y el antiguo testamento están llenos de promesas a las que Jesús dedicó toda su vida, hasta entregarla, para cumplirlas.

Una promesa nunca cae en el olvido, o tal vez sí, de quién la hizo, pero en ningún caso de aquel que anhela su cumplimiento.

¿Qué sería de nosotros si Jesús se hubiera comportado como tú y yo nos comportamos a diario? La respuesta es muy sencilla: gracias a Dios que Jesús no fue hombre sino Dios hecho hombre para nuestra salvación.

Uno podría estar tentado en pensar, pues no me comprometo ni prometo nada así no fallaré, no pecaré. Es de necios pensar que la negación elimina la obligación. Como seres humanos estamos llamados a decidir nuestro futuro, así nos comprometieron Adán y Eva. Para ello nuestra vida está llena de momentos en los que nos tenemos que definir y elegir los compromisos que nos ligaran a nuestro destino. Los compromisos que deberemos hacer realidad para que se cumplan nuestros designios. Las promesas que harán, si las cumplimos que nos acercamos a la gran promesa de Jesús: nuestra salvación.

Hay promesas que nos hacemos a nosotros mismos, otras a los demás y otras a Dios. De todas ellas las más importantes son las que, aparentemente, parecen de menos consecuencia directa y visible; las que hacemos a Dios.

Quién no ha dicho o pensado Señor si me das… te prometo que…. Y después con el paso del tiempo nos olvidamos. Sí, pero Él no. Y es bueno que de tanto en cuanto hagamos un resumen de nuestros compromisos con el Señor y que reconduzcamos aquello que con el tiempo hemos menospreciado o abandonado. Porque por muy pequeño que nos parezca es inmenso de consecuencias ya que es un compromiso frente a Dios. Sino como podemos después, pedirle o suplicarle cuando no somos dignos de su amor.

El tiempo no elimina los compromisos ni la promesas, solo hace que sean más relevantes y más difíciles de cumplir. Y nuestra desmemoria nunca será una excusa frente a Dios. Él nos conoce en lo más profundo de nuestros corazones y sabe las motivaciones de todo aquello que nos impulsa.

Dios es amor y sabe de nuestra condición desde antes de que naciéramos, para Él sí que no hay nada nuevo bajo el sol. Es conocedor de nuestra inconstancia y de nuestras debilidades. Pero nos ama más allá de nosotros mismos y su Gracia es un bálsamo que nos lava de toda impureza.

Por ello cumplir es importante, y si no siempre lo conseguimos a la primera, ni a la segunda, debemos comprometernos a luchar contra nuestra condición hasta que, gracias al apoyo del Espíritu Santo, seamos capaces de cumplir todas nuestras promesas y ser hijos de Dios.

4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. (Eclesiastés 5:4-5)

Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. (Lucas 24:44)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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