Un día, una reflexión, un versículo: El escultor de almas

-“Dime joven, ¿Qué es un diamante en bruto?

- Una joya

- Lamento decepcionarte joven aprendiz, pero solo es una piedra, vulgar y corriente como tantas otras en esta montaña

- No entiendo maestro, pero si un diamante es una piedra muy valiosa…

- ¿De dónde salen las estatuas?

- De las piedras

- ¿Serán todas la piedras estatuas?

- No maestro, solo aquellas escogidas por el escultor para su obra

- Mas no todas las escogidas aguantarán el trabajo del escultor, solo aquellas que ceden a su trabajo se transformaran en joyas. Aquellas que por su dureza se resisten, estallaran en mil pedazos y al polvo volverán porque polvo siempre han sido.

- Maestro, ¿Cómo podemos diferenciar los diamantes del polvo?

- Solo el artista puede hacer ese milagro y no siempre lo consigue mas sí hay un creador perfecto, Dios, quien obra en nuestras almas esculpiéndolas para transformarlas en diamantes puros. Él sabe aquellas que brillaran y aquellas que desaparecerán antes de crearlas y su voluntad siempre se cumple.
Nosotros, joven aprendiz, debemos abrir nuestro corazón y dejar que Dios se apodere de nuestra alma porque solo Él puede tallar un diamante perfecto partiendo de un corazón de piedra.
La vida es un pulido constante de nuestra condición, sabiendo que nada bueno sale del polvo mas sí de la piedra que el escultor divino de almas perfila hasta su final perfecto.”

El maestro cogió una piedra en el camino y se la dio a su joven aprendiz diciéndole:

“- Guarda esta piedra a lo largo de toda tu vida y observa cómo se transforma. Cuando brille como un diamante, tu corazón se habrá purificado y la obra del gran maestro, nuestro Señor, en ti será completa. No dudes ni un momento en que esto sucederá, la voluntad de Dios no tiene límites. Nosotros sí estamos limitados por ello tenemos la fe para aceptar aquello que no podemos ni debemos entender.

- ¿Usted tiene una maestro?

- Sí, (y saco una piedrecita de su bolsillo), me la dio mi padre cuando tenía tu edad”

- Sigue siendo una piedra

-Mi vida sigue siendo imperfecta pero cuando miro esta piedra veo todo aquello que ha cambiado en mí, y créeme joven aprendiz, no es la misma piedra que mi padre me dio. Se está transformando como mi vida y mi mirada al mundo.”


“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2

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