Somos la suma de buenas y malas acciones, buenas y malas intenciones, buenas y malas emociones, cargando y descargando constantemente nuestra mochila de peregrino.
Somos expertos en ver lo malo de los demás e ignorar lo nuestro, en vanagloriarnos de lo bueno nuestro e ignorar lo de los demás, cargando y descargando constantemente nuestra mochila de peregrino.
Lo bueno de todo esto es que somos conscientes de nuestra condición por lo que para llegar a nuestra meta como peregrinos, podemos descargar nuestra mochila y repostar fuerzas para aguantar las dificultades de las sendas por las que caminamos.
Lo malo de todo esto es que por muy conscientes que seamos de nuestra condición pasamos más tiempo en juzgar la de los demás que en asumir la nuestra.
Cada vez que te asedie lo malo piensa en lo bueno que hay detrás, haz que eclipse lo malo que te ciega. No pierdas tiempo en malos pensamientos solo te juzgan a ti, mas piensa con amor en los demás y solo te quedará lo bueno de cada uno.
Lo bueno construye lo que lo malo destruye, si sabes ver lo bueno de cada cual, sabrás ver lo bueno en ti.
No querer ver lo malo en los demás no es ignorarlo, es simplemente ponerlo detrás de lo malo nuestro, ganamos en perspectiva y humildad.
Siempre tenemos elección, quedémonos con lo bueno.
“4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5!!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. 6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.” Mateo 7:4-6
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