LA CREACIÓN

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DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 21 de marzo de 2019

CONFIANZA

La inseguridad de mi confianza me desespera. (Anónimo)

¿Quién no necesita confiar en alguien, en algo? Todos estamos llamados a depositar nuestras esperanzas en alguien, en algo aunque que este sea uno mismo.

Por ejemplo el enfermo que confía, o debería, en su medico. O el hijo que confía, o debería, en sus padres. Qué decir del trabajador, que confía, o debería, en sus superiores, o mejor, del ciudadano que confía, o debería en sus políticos.

La verdad es que a estas preguntas, en muchos casos, la respuesta obvia no se basa en la seguridad sino más bien en la desconfianza.

¿Por qué? Pues porque nuestra sociedad, mejor dicho nuestra suciedad, nos invita a todo menos a entregar nuestras esperanzas en brazos ajenos.

Los hijos, a la primera de turno, retan a sus padres. Lo ciudadanos, a la luz de la realidad cotidiana no se creen a sus mandatarios. Los trabajadores, por concepto, están explotados y en la mayoría de los casos, no todos, tienen razón. Etc…

Para entender el por qué cogeremos el ejemplo de la semilla de un árbol que queremos plantar. Si la ponemos muy cerca de la superficie sus raíces acabaran quemándose a la cercanía del sol. Si la plantamos demasiado profundo nunca llegará a la superficie, pudriéndose antes. Si la plantamos demasiado cerca de la siguiente, ambas crecerán débiles por lo ocupadas que estarán en coger los nutrientes la una de la otra.

Pues lo mismo pasa con el ser humano cuando se enfrenta a una cuestión de confianza. La pericia está en saber plantar la semilla, según su tipo, a la profundidad adecuada y eso ya es más complicado.

En el mundo de hoy, la confianza es un tema superficial que se trata más como una fidelidad de conveniencia ajena e interesada, que como una esperanza que nos proponga la seguridad de cara a lo que nos enfrentamos. Es de superficie por lo cual no arraiga y va migrando de persona en persona sin rumbo ni meta.

En el mundo de hoy, también nos confrontamos a aquellos que nos prometen dar el oro y el moro, pero que para ello nos exigen una entrega total, ciega, tan profunda que nos ahogamos en ella. Las sectas pero también los partidos políticos son expertos en la materia. Tienen esa capacidad de aniquilar nuestro sentido crítico y hacer de nosotros borregos del montón a su servicio.

En el mundo de hoy, todos nos medimos a todos y la convivencia es casi siempre una competición en la que aplastas o eres aplastado. Nos enseñan a ser el primero, no a llegar juntos, eso es de débiles. Nos enseñan a querernos a nosotros mismos antes y más que a los demás. Hemos conseguido disfrazar el egoísmo y ahora lo llamamos autoestima, haciendo que nuestra mirada se concentre en nuestro ego.

Claro si continuamos con la comparación de la semilla solo nos queda aprender a plantarla a la profundidad correcta según su tipo y eso a primera vista parece más difícil de lo que es en realidad.

Claro está que si pensamos en todos los requerimientos y conocimientos que precisa una semilla podemos perdernos en el intento porque no todos, y más bien pocos, somos expertos en jardinería. Eso solo nos muestra que nuestra aproximación al problema es errónea.

Todo se hace más sencillo, que no más fácil, si ponemos nuestra mirada en Jesús y depositamos nuestra esperanza en la seguridad que Él nos brinda. ¿Erraremos? Quién no. A todos nos ha pasado, nos pasa y nos pasará. Pero aceptar nuestros errores, nuestra condición, es el primer acierto al que nos invita Jesús para enmendar la senda que nos llevará a ÉL. Nos enfrentaremos a lo superfluo de nuestro comportamiento, a lo inútilmente profundo de las promesas de los hombres y a la lucha cotidiana contra nuestro ego, ego, ego, ego.

Solo poniendo nuestra mirada, nuestro espíritu, nuestro corazón en Jesús podremos sobrevivir a este mundo. Dios nos pide que confiemos en Él y prometérselo es más fáciles decirlo que cumplirlo porque nos obliga a precisar de la ayuda divina sin la que somos tan solo pecadores del montón.

Hay que saber depositar la confianza en aquel que puede cumplir sus promesas y el único que conozco en esta tierra, en este universo es el Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. El que ha sido, es y será por los tiempos de los tiempos. Amen

7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. (Jeremías 17:7-8)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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