LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

lunes, 18 de marzo de 2019

FE

No creo, luego existo. Creo, luego soy. (Anónimo)

Maestro y alumno paseaban por los jardines de enseñanzas cuando el alumno pregunto:

- Maestro, ¿qué es la fe? y ¿de dónde viene?

- Lo fácil y lo difícil de la fe, joven, es que no se puede explicar porque no existe, es en nosotros.

- ¿A qué se refiere maestro, si no existe cómo puede ser?

- Para el ser humano solo todo lo que ve o puede entender existe. La fe no tiene espacio en esta forma de pensar. La razón no nos ofrece la posibilidad de entender la fe porque exige lo contrario de lo que nos ofrece la fe. La razón hace uso de nuestra erudición, la fe de nuestro amor incondicional. Mientras la primera se ocupa en querer demostrar la segunda solo se dedica a sentir aquello que vive para vivir aquello que siente.

- Maestro, quiere decir usted que la fe no es lógica ya que no obedece a la razón.

- La razón hace uso de lo racional, la fe de lo irracional. ¿Por ejemplo cuando Jesús le dice a Pedro de caminar sobre las aguas es eso razonable y racional?

- No maestro, está en contra de todas las leyes físicas.

- Pero Pedro anda sobre las aguas y ¿por qué acaba hundiéndose?

- Jesús lo trata de hombre de poca fe, maestro. Supongo que no creía lo suficiente en Jesús.

- Tú lo dices joven y eso le sucede porque empieza a dejar paso a su razón en lugar de entregar totalmente su corazón a Jesús y obedecerle ciegamente. Esto te muestra la gran diferencia entre la razón y la fe. Antónimas tanto en su definición como en sus efectos.

- Entonces ¿cómo podemos convencer a los demás para que tengan fe en Jesús y en Dios?

- No podemos joven, y no debemos porque no nos compite. Hacer uso de nuestra razón para convencer de algo irracional es imposible para el ser humano, ni tan solo los creyentes pueden hacerlo. Podemos testificar de nuestra fe, de cómo la vivimos, de nuestras dudas y de nuestros convencimientos. Estamos llamados a ello pero la fe es única e intransferible para cada persona en esta tierra.

- ¿Quiere usted decir que todos tenemos la fe en nosotros?

- Todos aquellos que deben tenerla la tienen. Otra cosa es nutrirla y desarrollarla para que guie nuestras vidas. Eso no es tan sencillo como lo parece a primera vista porque el mundo nos tienta, el mundo nos trabaja para que nos alejemos de Jesús y del Espíritu Santo. Nada nuevo bajo el sol.

- ¿Entonces nuestra fe no es inmutable?

- ¿Lo soy yo, lo eres tú? Claro que la fe no es contante en nuestras vidas. Está acechada por la dudas, las pruebas, el mal, todo aquello que hace que nuestras vidas no sean un camino de rosas. Huye de aquel que clama que su fe es inalterable porque se miente a sí mismo y a los demás. Lo bueno de esto es que superando las pruebas y aceptando nuestras dudas aprendemos, a cada paso, a confiar y acercarnos más a Jesús. Eso hace que nuestra fe sea verdadera. Si Pedro tuvo sus dudas, ¿no las tendremos nosotros?

- Entiendo maestro, en verdad somos privilegiados de tener como decía Pablo “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”

- Tú lo has dicho joven una vez más. La diferencia entre el sabio y el instruido es que si bien el segundo sabe mucho y tiene afán en cultivar sus conocimientos, el primero él, lo poco que sabe, se dedica a usarlo con discernimiento.

- Gracias maestro por esta conversación tan instructiva.

- Compartir, joven, es lo mejor que me queda en esta vida. Mi fe en Jesús es la energía que nutre mi camino hacia Él. Qué duda cabe que tengo, como tantos más, que repostar de vez en cuando. Para eso está la Palabra de Dios y el ejemplo de Jesús.

Ambos continuaron su paseo hasta el atardecer.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)

2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mateo 14:28-31)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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