LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 13 de marzo de 2019

PERSPECTIVA


Se dice que el árbol suele esconder el bosque, el mío está en llamas. (Anónimo) 

Es muy común que las preguntas que nos hacemos escondan sus respuestas detrás de nuestra incredulidad o nuestro orgullo. Es propio del hombre, y desde que probó del árbol de de la ciencia del bien y del mal, busca entender y comprender el por qué de todo aquello que sucede a su alrededor y/o a sí mismo.

Hemos establecido las ciencias tanto físicas como mentales para estudiar y aprender pero en realidad cuanto más sabemos menos comprendemos porque no tenemos la perspectiva que nos permita valorar todo aquello que tenemos o dejamos de tener.

El hombre ha inventado el existencialismo ignorando que solo existe aquello que creó el que ha sido, es y será por toda la eternidad Dios. No se puede valorar un árbol y menos un bosque con los ojos pegados a una de sus hojas. A lo sumo nos cegaremos que es lo que le suele pasarle al ser humano.

Cuando ocurre un desastre nos quedamos bloqueados en los efectos que produce a corto plazo como un incendio en el bosque. Pero si le damos tiempo al tiempo, perspectiva, veremos que la regeneración produce especies más fuertes, más robustas, más resistentes. También que las malas hierbas, de momento, han desaparecido. No será lo mismo con nuestras vidas.

El dolor es mucho más punzante cuando nos ocurre algo en el ámbito de las personas y más en el personal. Cuando por ejemplo nos es arrebatado un ser querido o cuando ocurre un desastre en el que mueren muchas personas. Es duro, muy duro. No hay palabras que justifiquen lo sucedido para todos aquellos que han sido marcados por el dolor. Pero sucede como con el bosque, con el tiempo aquellos que han conseguido renacer de su sufrimiento se fortalecen en su experiencia. No olvidan lo acontecido pero se nutren de sus enseñanzas.

Es verdad que también hay todos aquellos que se han parado frente a lo sucedido y han empezado a buscar, exigir respuestas a la vida, a los hombres, a Dios. Están como fijados en una foto que les impide moverse, progresar. Es muy difícil poder responder a una madre, a un padre cuando nos exigen explicaciones sobre el por qué de la muerte de su hijo. No hay palabras que puedan aliviar, explicar aquello que para ellos es insoportable. Por ello solo ellos podrán decidir si quieren quedarse en la amargura o dar un paso hacia el alivio del alma. En estos casos Dios suele ser discriminante y por discriminante quiero decir que tan solo la palabra Dios en esos momentos de gran dolor suele provocar o ira o acercamiento a Él.

Muchos tras ser probados han abrazado el consuelo, el descanso y la entrega a nuestro Creador. Es terrible pero a veces es necesario que el mal que nos prueba despierte nuestra ansia de Dios. Porque en el fondo sabemos que solo Él tiene las respuestas a estas barbaridades. Solo Él nos puede dar consuelo y aliviar nuestras penas. Y por mucho que nos hayamos alejado de Él somos hijos suyos y el pastor siempre cuida de su rebaño, cuanto más de las ovejas perdidas.

Otros han decidido seguir el camino de la amargura, de reprochar a Dios, si tal Dios existe para ellos, que permita estas atrocidades. Dedican su existencia a nutrir ese dolor para magnificarlo en una vida angustiosa y sin sentido.

Es duro pensar que hay elegidos, porque nos plantea saber si lo somos y también por qué hay quien no lo es. Pero nuestra falta de perspectiva nos hace incapaces de poder valorar o tan solo entender la respuesta a estas preguntas. Solo somos parte del ejército de este mundo, hojas del árbol del bosque.

Si observamos escenificaciones de grandes batallas veremos que únicamente los generales están en la colina con la perspectiva apropiada para valorar los acontecimientos. Los soldados ellos se dedican a batallar y obedecer órdenes hasta la muerte.

Nosotros somos soldados de la vida y moriremos en su campo de batalla pero tenemos la oportunidad de escoger a que general obedecemos, a Dios o al resto.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. (Génesis 2:16-17)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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