Un día, una reflexión, un versículo: Respeto

El respeto es como nuestra propia sombra, solo la vemos si nos ponemos de
espaldas al sol de nuestras vanidades.

Quién confunde respeto y sumisión quita precio a sus bienes. Solo valorando
la opinión de tu prójimo harás que él aprecie la tuya.

El respeto es el bien más preciado que pueden compartir dos personas. De él
fluyen; amor, cariño, aceptación, abnegación y sacrificio cimientos
inquebrantables de la unión de dos seres.

Aceptar el otro como es te ayuda a aceptarte a ti mismo y lo invita a
aceparte como eres, este es el principio y fin de toda convivencia.

El respeto engrandece a sus valedores y empequeñece a sus detractores. No es
endeble en la batalla quién trata con respeto a sus oponentes mas sí débil
aquel que los menosprecia.

El que demasiado habla nada respeta, hay que saber escuchar para poder
conversar.

Quién nada respeta a nadie quiere y menos a sí mismo.

El temor de Dios es miedo para el incrédulo y respeto para sus hijos que
temen fallarle, conscientes de sus propias debilidades.

"6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque las autoridades están
al servicio de Dios, dedicadas continuamente a este oficio. 7 Pagad a todos
lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que
respeto, respeto; al que honra, honra. 8 No debáis a nadie nada, sino el
amaros unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley" Romanos
13:6-8

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