El hombre hace de las virtudes sanas, devociones vanas.
La piedad se considera un acto de gracia pero ¿quién es el hombre para dar
aquello que no tiene?
Tenemos lástima de los que nos apiadamos cuando deberíamos tener respeto y
gran amor por y para ellos.
El hombre santo es digno de piedad el hombre mundano de lastima.
La fe nos mueve a obras y gran construcción es, aquella que se fundamenta en
las labores de amor al prójimo.
En la guerra salvar la vida de un adversario se considera un acto de piedad,
la palabra nos enseña que nuestra vida es de Dios por lo que salvar la
existencia de otro, por mal obrador que sea, es respetar la creación divina.
Se define la piedad como un fervor religioso cuando debería ser un atributo
espiritual de humildad y mansedumbre.
Cuando hagas algo por piedad, hazlo con mucho amor y cariño, discreción y
sencillez. Solo lo anónimo es gratuito y la piedad debe serlo para que no se
transforme en vanidad de aquel que la dispensa.
La piedad requiere tanto compromiso espiritual para los hombres que mejor es
rogarla que tenerla.
"7 Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; 8
porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para
todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
9 Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos." 1 Timoteo 4:8
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