Un día, una reflexión, un versículo: De sabios y de necios

¿Quién no quiere ser sabio? El que alberga sabiduría en su corazón, porque
solo el de corazón humilde conoce sus límites y sabe que la sabiduría no se
aprende se adquiere según la voluntad de Dios.

¿Quién no quiere ser necio? El que hospeda necedad en su corazón, porque
solo el de corazón orgulloso pretende obviar en lugar de aceptar su
condición, algunos se pasan toda la vida ocultando sus propias limitaciones.

Nos han inculcado hasta tal punto el concepto de la excelencia que nos hemos
olvidado lo pequeños que somos. De tanto hincharse para parecerse al buey
estallo la rana y nuestro ego es una rana muy ambiciosa.

Es de sabios ser conscientes de nuestros límites, de necios obviarlos.

El que tiene inquietudes se abre las puertas de la sabiduría.

El que solo tiene certidumbres se las cierra.

Las ansias son malas consejeras, desproporcionan nuestra percepción de la
vida. Queremos ser siempre más y más de tal manera que nos pasamos
constantemente de sabios a necios y viceversa. Nada nuevo bajo el sol.

"18 Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el
cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. 19 Y ¿quién sabe si
será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me
afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad."
Eclesiastés 2:18-19

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