Un día, una reflexión, un versículo: El peso de la carga

¿Qué hace que algo pese? Su carga, sin ella no seríamos conscientes de lo
que transportamos.

¿De qué depende el peso? De nuestra capacidad de aguante a los avatares de
nuestra vida.

La carga se transforma en lastre cuando nos rendimos a ella pero estimula
nuestra voluntad cuando la retamos llevándola con cordura y abnegación.

El peso de nuestra carga es aquel que hace que nuestro dolor se transforme
en sufrimiento cuando no lo soportamos.

El peso de nuestra carga es aquel que estimula nuestros sentidos para que
vivamos conscientes de nuestra condición y actuemos con humildad y sabiduría
cuando sabemos convivir con él.

Solo aquel que obra compartiendo la carga de los demás sentirá alivio en la
suya.

Aquel que no siente el peso de su carga es muerto en vida pues no se puede
vivir ajeno a la realidad de nuestra condición sin pagar el precio por ello.

Somos transeúntes, peregrinos que acarrean su carga de un punto a otro de
este mundo buscando llegar ante el Padre, único descanso al final de nuestro
camino.

Solo Jesús, Dios hecho hombre, estaba libre de carga pero Él decidió llevar
el peso de todos nuestros pecados para salvación de su pueblo.

"2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo. 3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se
engaña. 4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces
tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; 5 porque
cada uno llevará su propia carga." Gálatas 6:2-5

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