LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 10 de julio de 2012

Un día, una reflexión, un versículo: El sueño de unas tortuguitas de agua

Dicen que los animales no sueñan y no es verdad. Todo aquel desea
profundamente aquello que no tiene cambia el dormir por el soñar.

Se dice de tres tortuguitas, que estaban en un acuario, que se pasaban todo
el día intercambiando sus deseos. De buscar el sol para gozar plenamente de
sus bonanzas a intentar ir más allá de la pared de cristal que las separaba
del mundo exterior. No entendían como algo que no se ve podía ser era una
barrera infranqueable. Solo eran tortuguitas pero ese hecho no amedrentaba
sus ansias por desear e intentar salir de su mundo de cristal. Fueron
creciendo y un día subiéndose las unas sobre las otras la última consiguió
salvar la pared de cristal y caer del otro lado de la pecera.

Su mundo dio un vuelco tan o más grande que el que hizo ella al caer en el
suelo pero tuvo la fortuna de que un cojín amortiguo su aterrizaje y pudo
reincorporarse sin mayores esfuerzos. Se giró y vio a sus compañeras desde
el otro lado del cristal, estaba cerca de ellas pero ya no estaba con ellas.
Su excitación era tan grande que rápidamente se olvidó de sus amigas de
largos años y se fue al descubrimiento de su nuevo mundo, aquel que tantas
veces se había imaginado. Todo era una novedoso y atractivo hasta se topo
con una masa que ella conocía pero solo desde el otro lado de la cristalera.
Una masa gris enorme, con una cara afilada y unos bigotes impresionantes, lo
último que advirtió fueron unas garras afiladas que se acercaban con toda
velocidad a su cabeza cuando su sueño y su vida allí se acabaron.

El gato también había deseado tanto este momento que los sueños se lo habían
dibujado tal y como sucedió, mas el final de un sueño nunca es el final de
una historia y siempre debemos ser conscientes que aquello que el sueño nos
da pueda ser arrebatado por lo que la realidad nos exige a cambio.

Las dos tortuguitas restantes continuaron soñando pero por suerte para ellas
sus sueños nunca se cumplieron.

Los sueños pueden hacer que nuestros deseos parezcan reales pero solo son
sueños porque la realidad esconde más sorpresas inesperadas que las
ilusiones alimentadas por nuestra fantasía.

Es bueno soñar si sabemos que estamos soñando mas es muy arriesgado si
dejamos que la imaginación suplante la realidad. Cada cosa en su lugar
porque hay un lugar para cada cosa.

Hay tiempos para soñar y tiempos para vivir pero no de los sueños. La
realidad siempre se impone a los sueños porque tarde o temprano algo o
alguien nos despierta.

Siempre debemos advertir la pared de cristal que separa nuestras quimeras de
la vida real si no queremos que este mundo nos arrebate la ilusión de vivir.

No hay vida sin sueños pero no dejes que tus sueños te arrebaten la vida.
Cuídalos pero dales el lugar que les corresponde porque solo son sueños.

Solo el sueño que Dios pone en nuestro corazón es simiente divina. Labor
nuestra es saber discernir la paja del trigo, lo humano de lo divino, en los
sueños también.

"Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas
palabras; mas tú, teme a Dios." Eclesiastés 5:7

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