LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 19 de julio de 2012

Un día, una reflexión, un versículo: Dignidad

Todos somos merecedores de respeto, la dignidad reconoce este postulado por ello somos como animales heridos de muerte cuando nos la arrebatan, porque nace el sentimiento de que no tenemos nada más que perder.

No todos los que tienen un trabajo digno son dignos de tener un trabajo y
viceversa. El mundo es injusto porque el hombre así lo hace, la dignidad
solo depende de nosotros, es su mayor debilidad.

La dignidad es un bien tan valioso que no puede comprarse con dinero, solo
con amor se paga lo que emana del corazón.

Tus elecciones son rutas, tus decisiones son pasos, la vida está en
movimiento constante como las células. Si te paras tú, el entorno continúa
agitándose, todo es pura energía. La dignidad es el equilibrio de las
fuerzas que hace que todo se mueva sin encontronazos.

Existen la dignidad individual y la colectiva, la primera es como la gota de
agua que nace de la nube nodriza, la segunda es como los ríos que fluyen
hacia el mar, no hay obstáculo que les impida llegar a su destino. Se puede
arrebatar la dignidad de una persona y destruirla pero no se puede despojar
indefinidamente la dignidad de un colectivo, como el rio, tarde o temprano
encuentra un camino, a cargo de quienes lo impidieron, para seguir su
curso....con dignidad.

La dignidad es lo último que nos queda cuando ya nada tenemos y gracias a
ella sobrevivimos, mas es lo primero que perdemos cuando todo atesoramos
porque fruto bueno nace del esfuerzo de la tierra pobre y fruto podrido se
hace por exceso de abono.

Solo ante lo perfecto se advierte lo imperfecto, no somos dignos de Dios,
ser consciente de ello nos hace entender con profundidad el concepto de la
gracia divina, la que restaura la dignidad del que nunca se la ha merecido.
Gracias Señor.

"5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6 y
diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente
atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8 Respondió el centurión
y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la
palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad,
y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven,
y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se
maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en
Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y
del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los
cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera;
allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al
centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en
aquella misma hora." Mateo 8:5-13

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