El sabio asume que sus decisiones marcaran el camino de su vida, el necio deja que la vida marque el camino de sus decisiones.
Cada vez que tomamos una decisión emprendemos un viaje, creemos saber de qué puerto partimos, no siempre qué puerto buscamos y menos todavía qué mar tendremos o cuánto tiempo durará la travesía.
Las decisiones que no te comprometen son alto en tu camino y si te paras demasiado acabas perdiendo el rumbo.
Al hombre le gusta tomar decisiones mas no siempre asumir sus consecuencias porque somos prontos en actuar y parcos en comprometernos.
Las decisiones son promesas de hechos futuros, si fuéramos más conscientes de sus consecuencias actuaríamos con mucha prudencia y responsabilidad cosa que no suele pasar.
Estar contento de la decisión tomada no depende de lo que buscas o pretendes, mas sí de lo que encuentras o consigues como resultado de tus actos. Asumir tus decisiones es ser consciente de ello.
El hombre que se cree libre de culpa se engaña tomando sus decisiones porque cree que puede dominar su condición cuando en realidad es su rehén.
El hombre que se sabe cautivo del pecado busca su libertad en el Señor porque solo Él nos la puede conceder. Esta es la única decisión importante de nuestra vida.
"10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, 11 La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia, 12 Para
librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades, 13 Que dejan los caminos derechos, para andar por sendas tenebrosas" Proverbios
2:10-13
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